Hoy me gustaría hablaros de la introducción de alimentos sólidos en l@s niñ@s dejando atrás la comida triturada. A simple vista puede parecer una etapa sencilla pero hay ocasiones en las que se complica y no sabemos qué camino seguir. Para esos momentos queremos proporcionaros estas sencillas pautas, para que junto con mucha calma y mucha naturalidad acaben dando ese gran paso.
Los alimentos sólidos se pueden empezar a introducir cuando veamos al niñ@ preparad@ para ello, aquí seguiremos siempre la pauta que nos indique nuestr@ pediatra, generalmente est@s recomiendan introducir el sólido desde los 12 meses, pero no hay que olvidar que cada niñ@ tiene un ritmo madurativo diferente y nos vamos adaptando a él, sin excesivos agobios ni premuras. Personalmente, recomiendo introducirlos antes de cumplir el primer año. Si esperamos demasiado tiempo, podemos tener más dificultades, tienen mayor carácter, identifican más la comida y su negación a probar alimentos nuevos puede ser más intensa. Antes de los 12 meses, podemos introducir trocitos de pan con aceite para la merienda, jamón york, fruta madura, galletas (tenemos algunas a partir de 4 meses)… para que empiecen a acostumbrarse a masticar.
Una vez que hemos introducido estas pequeñas cosas, hay comidas que ya podemos ofrecer sin triturar, podemos empezar a ofrecerlas semi-trituradas e incluso cambiar a alimentos sólidos en algunos casos. Por ejemplo, los purés podemos empezar a no dejarlos tan líquidos, vamos dejando grumos y cada vez mayor espesor hasta que podamos darles, por ejemplo, las lentejas sin triturar. Otra cambio que se puede realizar prontamente es el paso del triturado de verduras y pollo, al caldo con sémola y posteriormente con fideos. Aunque podamos pensar que son pequeñ@s, veréis que si persistimos antes de que os deis cuenta van a estar comiendo solit@s de todo.
Los segundos platos también podemos ir introduciéndolos sobre el año de edad, después de un triturado o de un semi-triturado vamos ofreciendo pequeñas cantidades y pequeños trocitos de diferentes alimentos, por ejemplo, verdura cocida, tortilla, pedacitos de pescado, trocitos de pollo… Como ya han tomado su primer plato están alimentados, y nosotros aprovechamos ese segundo plato para enseñarles a masticar y probar nuevas texturas y sabores. Poco a poco irán tomando más cantidad de alimentos y trozos de mayor tamaño.
La fruta también es un alimento ideal para que la manipulen, chupen, prueben… luego lo vamos a reforzar con su papilla de frutas para merendar así que no debemos preocuparnos porque no lleguen a comer un trozo entero, que si nos ponemos a pensarlo… ¡tantos cambios y tan difíciles tiene que ser un mundo para ell@s!
Después de esta parte algo teórica ¡pasemos a la práctica! Como ya he comentado al principio hay situaciones que pueden complicarse y para eso voy a daros algunas pautas desde mi experiencia por si os pueden ayudar en algún aspecto. Insisto que cuanto más lo retrasemos más difícil va a ser, por norma general, el paso del triturado al sólido. Si empezamos cuando aún son bebés se facilita bastante la tarea. Si bien eso no significa que no vayan a tener una actitud de rechazo, parece que este dura menos tiempo.
– Hay que decidir CUÁNDO hacer el cambio de alimentación, y una vez decidido no volver atrás. Si hemos pasado de un triturado a un sólido, NO debemos ofrecerle un puré si vemos que no ha querido comer el alimento sólido.
– NO puede haber OTRA ALTERNATIVA. Sobre todo al comienzo del proceso te van a decir “no me gusta” o te van a retirar la cuchara. Si vemos que el pescado no le gusta no le ofrezco un filete con patatas, ni un puré o una papilla. El/la niñ@ está probando sabores y texturas nuevas, aún no identifica lo que le gusta o lo que no le gusta, al no estar acostumbrado rechaza el alimento por desconocimiento. Con el tiempo y con los años irán creando preferencias pero aquí somos nosotr@s l@s que les educamos en el ámbito alimenticio.
– Llegados a este punto y viendo que no cedemos, puede que haya rabietas, escupir, cerrar la boca… multitud de recursos para acabar con nuestra paciencia, es el momento de mostrarnos FIRMES E INFLEXIBLES y sobretodo SEGUR@S. Puede que el/la niñ@ se niegue a probar el nuevo alimento y veamos que come poco durante una temporada y eso puede causar ansiedad y preocupación que inevitablemente se la vamos a transmitir a nuestr@ peque. Tenemos que luchar contra ello, ya que el momento de la comida tiene que ser feliz, un momento de compartir tiempo junt@s, tiene que haber alegría, confianza y muuuucha calma.
Una vez superan la fase de negación, vuelven a comer de manera normalizada y a recuperar lo que no han comido, no hay que pensar que el/la niñ@ está mal alimentad@ ni qué malos somos. Lo estamos haciendo por su bien y en poco tiempo veremos el cambio y os vais a sentir orgullos@s de ell@s y de vosotr@s mism@s.
– También es importante que poco a poco vayamos fomentando la AUTONOMIA del niñ@, les vamos enseñando a usar los cubiertos, ya que esto refuerza su autoestima porque son “mayores” y convertimos la hora de la comida en un momento divertido y agradable.
– No hay que olvidar que este momento también es EDUCATIVO, todo lo comentado es para llevar a cabo un APRENDIZAJE, y en él hay aspectos paralelos que hay que tener en cuenta, como los modales en la mesa, hay que estar bien sentadit@, no se dan golpes, no tiramos los cubiertos al suelo… Si vemos que estos comportamientos aparecen se le dice que eso no se hace y si el/la niñ@ insiste se le retira de delante sin una reacción desmesurada por nuestra parte, recordad, muuuucha calma.
– Finalmente me gustaría terminar recordando la importancia de la relación FAMILIA-ESCUELA. Como en todos los inicios hay dificultades, es complicado instaurar nuevos hábitos y si no hay una relación estrecha entre los dos contextos fundamentales donde el/la peque pasa su día a día se puede convertir en una situación estresante tanto para l@s niñ@s como para nosotras.
Hasta aquí mi aportación sobre el tema de la alimentación y el paso del triturado al sólido, ya sabéis que podéis contactar con nosotras para resolver cualquier tipo de duda. Y recordad, sin miedo, con confianza y seguridad lograremos que nuestras “hormiguitas” sigan creciendo felices y en un entorno tan agradable como el que entre vosotr@s y nosotr@s les ofrecemos.
FÁTIMA GIMÉNEZ ROMERO